¿Qué hacer en caso de avería de tu moto de agua?

Las motos de agua, al igual que otros vehículos, pueden sufrir daños o roturas. Algunas son leves, propias del uso, y de reparación rápida. Otras requieren mayor trabajo y especialistas que pongan en condiciones el motor o las diferentes partes que pueden verse afectadas, ya sea por el uso o por un accidente. En este post hablaremos acerca de los pasos a seguir y las consideraciones a tener en cuenta en caso de sufrir una avería en nuestra moto de agua. ¿Hace falta remolcarla? ¿Podemos hacer un arreglo nosotros mismos? Todas estas preguntas, y más, las iremos respondiendo mientras analizamos a fondo cómo actuar en cada caso.

Revisa la moto antes de salir

Para evitar averías de la moto de agua en pleno mar, es importante siempre revisar los aspectos generales de rendimiento del vehículo para prevenir accidentes:

  • Lleva el teléfono móvil cargado y con el número de salvamento guardado (112 o 900 202 202).
  • Revisa que el chaleco salvavidas esté en buenas condiciones y homologado.
  • Cabo de remolcaje.
  • Documentación (de la moto, del seguro, el DNI y la titulación náutica que nos habilita a navegar).
  • Niveles de gasolina.
  • Previsión meteorológica.
  • Advertencia de ruta y recorrido, y en lo posible salir a navegar con acompañante.

Hechas estas salvedades, aún existe la posibilidad de sufrir un desperfecto en medio de la navegación. En estos casos ¿Cómo debemos actuar?

En caso de estar solos, lo primero que hay que hacer si sufres un desperfecto al estar navegando, es llamar a Salvamento Marítimo. Ellos llegarán y remolcarán tu moto de agua, luego te toca llevarla a reparar.

Si navegamos junto a otras motos de agua, no es necesario llamar a Salvamento Marítimo a menos que haya ocurrido un accidente o se necesite enviar ayuda médica o acciones de rescate. Lo que haremos será anclar con nuestro mosquetón uno de los extremos del cabo de arrastre en la popa de la moto que arrastra. Es importante dejar el cabo con al menos 10 metros de longitud para arrastre por largas distancias.

La moto que arrastra no debe superar los 20 kilómetros por hora, esta es una velocidad segura para realizar maniobras de navegación y arrastre de rescate en caso de averías. Puedes revisar las recomendaciones de tu propio modelo de moto de agua sobre arrastre y técnicas de salvataje y reparación en caso de ser necesario.

Cuando llegues al Puerto, acorta la longitud del cabo de arrastre a 4 o 5 metros, y reduce la velocidad para poder maniobrar sin peligro entre el resto de las embarcaciones. El objetivo es poder llevar la moto acuática averiada hasta una zona segura para luego cargarla y llevarla al taller a reparar lo que se haya roto.

Averías más habituales en motos de agua

  • Cuando dejamos la moto de agua guardada durante un período largo y sin usarla, es normal que se averíe la batería. Lo notarás de inmediato porque suele imposibilitar el arranque, o dificultarlo. Esto se soluciona poniendo la moto a cargar de forma lenta con un cargador inteligente. Asegúrate de dejar la batería cargando todo un día para poder salir a navegar sin problemas.
  • Los problemas de motor también son habituales cuando nuestra moto acuática tiene un tiempo de uso prolongado. Lo más habitual es que el motor tenga alguna de sus partes ‘gripadas’, o lo que es lo mismo: bloqueadas por sobrecalentamiento. Hay que revisar cuál de los componentes del motor es el que está funcionando incorrectamente y cambiarlo, sean los pistones, cilindros o el kit de juntas, o el cigüeñal.
  • Si el problema de tu moto de agua lo percibes cuando manejas, puede que haya problemas con el eje de la turbina. Puede que hayas enganchado algún cabo o un objeto flotante y eso genera resistencias e imposibilita el manejo correcto.

Si bien estos son los fallos más habituales, y algunos pueden ser solucionados fácilmente si tienes un poco de conocimiento de mecánica, la mejor recomendación siempre es consultar con los profesionales del sector, ya que ellos son los que pueden detectar fácilmente el origen real del problema y ahorrar tiempo y dinero a la hora de conseguir una reparación permanente.

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