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Al igual que otros vehículos a motor, es necesario protegernos ante cualquier eventualidad matriculando nuestra moto de agua. Esto es especialmente importante cuando compramos una moto acuática de segunda mano, debiendo asegurarnos de tener todos los papeles en regla antes de empezar a disfrutarla, de lo contrario podemos tener complicaciones legales ante cualquier eventualidad. El proceso no es tan difícil, así que aquí te enseñamos los pasos a realizar.
Cuando compramos una moto acuática en un concesionario, ellos mismos se encargan del papeleo necesario para tener todo en orden. En cambio, si se la compramos a un particular, tendremos que asegurarnos que tiene el marcado “CE”. Este marcado sirve para indicar que toda la información relativa al vehículo puede encontrarse en la Dirección General de la Marina Mercante. Por lo tanto, su fabricación y funcionamiento es acorde a las normas que exigen este tipo de actividades en la Unión Europea. Si el marcado está presente y todo está en regla, el siguiente paso es avanzar en el cambio de titularidad.
En caso de que la moto acuática no tenga el grabado “CE”, la recomendación es asistir a una empresa autorizada que redacte los documentos que convalidan este trámite. Lo que se hace es redactar un informe acerca de la embarcación y se solicita matriculación y registro de la misma.
Este proceso es obligatorio para poder legalmente ser reconocido como el dueño de la moto acuática. El requisito principal es contar con un contrato de compraventa firmado por vendedor y comprador, posteriormente ir a la Capitanía Marítima para conseguir la solicitud y pagar las tasas correspondientes a la acción de cambiar la titularidad. El siguiente paso es ir al PROP para presentar el contrato y pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales, y finalmente esperar a que se concrete la firma del nuevo título.
Apasionado desde hace años a las motos de agua. Tengo una Sea-Doo RXP 300 del 2021